Cuando abra los ojos a la luz, veré la barca que me ofrece el mar de mi deseo, una barca limpia, ligera, muy blanca, casi pura, muy llena de ilusión y alegría. Ya el mar atisba olas y moja mis pies poquito a poco acercándose a la orilla. Olas revueltas, inquietas, claras, espumosas... que van mojando el fondo y arrastrando la barca hacia adentro. Y a mí con ella.
miércoles, 14 de marzo de 2012
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